Porque sería una jugada cruel, rara, traicionera, hacerme creer en otra vida para quitármela. No tiene sentido hacerme pensar en ello. No sé si tiene sentido que haya más, pero no tiene sentido pensarlo. Porque sería tan cruel.
Si en algún momento algo me convence, algo se revela, de repente todo es evidente y factible, y con la misma certeza con la que ahora no veo nada veré lo que ven ellos, entonces tendré que acatar. Pero no voy a convencerme de algo que ni siquiera quiero creer.
En uno de los libros de la saga de Millenium se hablaba del asesino de una forma que se me quedó en la cabeza. Disfrutaba cuando sus víctimas, después de haber abusado de ellas, creían que iba a perdonarles la vida y en cómo sus ojos cambiaban cuando se daban cuenta de que no era así. No sé de donde sacó el autor un concepto tan horrible. Así me sentiría si me hiciesen creer en el paraíso para ver en el último momento como, efectivamente, este es el único tiempo que tuve. Quiero vivir sabiendo que esto es todo. Ni siento más carpe diem ni más necesidad de adrenalina constante por ello. Es una tragedia pero es mi verdad y todos encontramos tranquilidad y consuelo en nuestras verdades, y encuentro tranquilidad en esta.
Soy una persona feliz. Aún así, la muerte de alguien no es nada más que triste. No es más.
Si hay otra cosa, si hay algo, genial, pero que me coja desprevenida, ignorante, resignada a una muerte oscura.
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